Detrás de cada emprendimiento hay un proyecto, y detrás de ese proyecto una idea que suele surgir de una necesidad. Conocer las historias de personas emprendedoras, nos ayudará a valorar mucho más su trabajo y resultados.

   La historia de Nanaché empieza en el año 2015 y la protagonizan dos amigos agricultores de cultivo de hierbabuena ecológica, en la llamada “Huerta de Europa” Murcia. Ellos compartían jornadas de trabajo con compañeros marroquíes, razón por la que se acostumbraron a tomar 

el té moruno que estos llevaban. Tanto se aficionaron a esta deliciosa bebida, que uno de ellos decidió aprender a hacerla en casa. A partir de entonces su mujer también se aficionó a tomarlo y así fue cómo surgió la idea de utilizar su propia hierbabuena ecológica en la elaboración de esta bebida…

   ¡El resultado fue excelente! Las propiedades que ofrece el cultivo ecológico, eran ideales para ese tipo de bebida. Lo habló con su amigo y juntos hicieron una reflexión: Los productos ecológicos deberían estar mucho más presentes en la alimentación de las personas. Ellos creían firmemente en los beneficios que estos aportan a la salud. Pero solamente había una forma de hacer que conocieran tales beneficios, trabajar sus tierras a gran escala. Eso sí, cuidando al máximo la elaboración y manteniendo el mimo con el que se trabaja en la fabricación casera. No querían convertirse en simples “embotelladores”, porque ante todo eran agricultores, agricultores ecológicos, y esa seguiría siendo su prioridad.

   Con una filosofía como la suya, todo apuntaba a salir bien. Tenían sus propios cultivos de hierbabuena ecológica, unas ganas enormes de transmitir y concienciar a los demás de las ventajas que se obtiene al consumir productos “bio”. Y como no, contaban con la ilusión que se necesita para emprender un proyecto. Solo faltaba darle salida…

   Una vez puesta en marcha la elaboración, los agricultores decidieron incluir también el tallo de la hierbabuena. Era una forma de aprovechar la planta incluyendo toda su esencia, que a la vez les permitiría obtener una bebida cien por cien natural, endulzado solamente con Agave.

   Construyeron la industria envasadora lo suficientemente cerca de los campos de cultivo con la intención de mantener la frescura al acortar el tiempo entre la cosecha, el procesado y el envasado, consiguiendo a su vez minimizar una parte del coste en transportes. Una idea bien pensada, que les permitiría no encarecer demasiado el precio final del producto. Porque la alimentación ecológica es salud, y eso no debería estar solo al alcance de unos pocos.

  Escogieron el vidrio como envase, por ser el único que permite las altas temperaturas que conlleva el proceso de pasteurización, y así poder conservar todas las propiedades sin necesidad de añadir ningún tipo de conservantes. Esto también ayudaría a mantener la frescura de un producto tan saludable como es Nanaché.

   El objetivo era reunir y conseguir todas las condiciones que se requieren para crear una bebida sana que pudiera cumplir con el respeto por el medio ambiente y sostener una economía circular. Y así fue como estos agricultores lograron plasmar y mantener los valores, la dedicación y el mimo con el que se hace esta bebida natural.